Partículas construyendo la realidad que nos rodea se mueven y se desasen. Queremos ver lo que se puede tocar. No existe ninguna razón convertida en materia para continuar con la respiración y que me dices del amor, todo cobra sentido cuando dejamos salir ese sentimiento que une cada partícula entre si. No se puede medir ni tampoco tocar solo se puede sentir y transmitir a todo aquello en lo que crees.

Encerrados en casa para evitar el contagio uno que no tiene “ninguna cura” solo el control a la hora de conocerlo y no dejar que nos lleve a dormir, imposible resguardar los cuerpos de su creación. No se puede salir corriendo de lo que se llevo a experimentar, lo que busca esta situación es obligarnos a tomar un respiro de todo aquello que los despiertos utilizaron para controlar al ejercito que sale de su casa a trabajar para cumplir los sueños de otros. Es hora de acostarnos, es hora de poner la música que nos hace viajar y preguntarnos a donde queremos ir. No vendrá el océano a darnos el sentir de vacaciones sino la voz del interior llamándonos a explorarla.

Traje la miel combinada con pequeños trozos de cera saboreé la cura a todos los males. Siempre y cuando venga de todo el proceso del campo que la hizo llegar hasta mi espacio. La miel ha viajado desde diferentes lugares evolucionando su mezcla, combinando su textura con la arena de todas partes. Hay cura en la enfermedad. Decidieron ponerle nombre a lo que el cuerpo no ha experimentado y tiene miedo aceptar. Saborear la miel en su estado puro para que recorra el cuerpo llevándose las partículas que no encajan en la anatomía humana, se pegara en la capa de grasa que quiere arropar los pulmones y se dejara llevar por el liquido que las abejas crearon. El besar de un murciélago recolector del néctar en las plantas que desconocemos.

Iras a casa ordenaras el espacio que ofrece la cura a tus miedos, siempre estuvo en el mismo lugar solo escuchaste a los muertos que te dijeron que aterrizaras para que dejaras de vivir en la imaginación. No son químicos los que curan el alma, como podría ser la solución las creaciones de aquellos que no hacen con amor el proceso de una semilla cuidada hasta convertirse en alimentos, los que estarán en los estantes de los que construyeron un hogar.
Abrazar y agradecer a los que viven en los campos cultivando con amor lo que llegara a la cocina, esperando las lluvias para alimentar las semillas. Dejando que el sol seque las siembras de maíz para recolectar lo que se convertirá en una tortilla. Es sorprendente que no queramos ver la sencillez de un cálido beso. Siempre ha estado ahí la verdad solo se ha hecho invisible para los ojos que solo quieren ver lo brillante de lo material, lo que no viene de las manos del arduo trabajo sino de los humanos que se convirtieron maquinas para alimentar el consumismo.

Diciéndole al amor que me acompañe a la Cholula mágica para buscar algo de miel, no se compro en las grandes tiendas que se abastecen hasta llenar todos los vacíos sino al vendedor que bajo de las montañas cargando la miel para ofrecerla a los que viven en las ciudades. No buscan ser millonarios con la venta del producto sino vender todo lo que trajeron para llevar comida a casa. Viendo por la ventana del auto para buscar a la mujer o al hombre que vienen desde lejos a vender la cura de todos los males, la vi con una sonrisa cansada siendo ignorada por los turistas que vinieron a conocer las ruinas de quienes no respetaron la originalidad de las nuevas formas de vida. Le hable desde lejos al escucharme su sonrisa cambio de forma, estaba realmente feliz de encontrar a alguien que comprara su miel, seguro esa venta le ayudaría mucho para llevar comida a la mesa era lo seguro para ese día.
Ahí lo tienes la miel curará el virus que nos encerró en casa, espero hayas aprendido la lección. Espero puedas vivir ahora despierto seguro la mirada al techo blanco ayudará a los pensamientos inquietos.
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