
Tengo un océano de emociones sucediendo ahora mismo todas parecen estar en una sintonía tranquila, como si pudiera ver ahora mismo una fuerte hoguera y una lluvia tranquila cayendo encima de ella. Quizás pueda significar que estoy sintiendo la forma del balance que he encontrado, quizás signifique que he encontrado el balance.

Estuve encerrada en la habitación de un hotel ubicado en una de las ciudades mas peligrosas del mundo, a mis veintitrés años esa sensación no era algo nuevo, me refiero a que he vivido antes en otra de las ciudades mas peligrosas del mundo ubicada en el país de donde provengo. Puedo decir que conociendo la sensaciones de la inseguridad de un entorno, pude sentir en esta ciudad al norte de México una sensación amplia de hostilidad pero no directamente hacia a mi sino en general, era como si estuviera en el set de una película de Quentin Tarantino. Estuve sonriendo a los extraños y dando los saludos correspondientes en los diferentes movimientos del día y de la noche, también estuve intentando poner unas monedas en los juegos de un restaurante de cortes de carne, como una pequeña niña que busca entretenerse mientras los adultos hablan en la mesa.

Las diferentes sensaciones que experimente en el norte de México específicamente en una de las fronteras importantes entre este país y los Estados Unidos, fueron familiares. De niña escuchaba diferentes historias sobre este lugar y estar ahí percibiendo la realidad desde mi perspectiva se sintió muy significativo, desde el fondo de mi corazón deseo con la misma intensidad que lo deseo para mi que todos los hermosos sueños de cada uno de los seres humanos que se atreven a salir y luchar por estos sueños, deseo que se hagan realidad.

Estuve viendo a través de las diferentes ventanas el movimiento de la vida, esparcí toda la ropa que llevaba en mi maleta por toda la enorme habitación, no sabia como sentirme. Mi humanidad solo continuaba con la vida sin una sola idea de hacia dónde se estaba dirigiendo, tratando de seguir escuchando y haciendo caso a la voz interior, soltando y en continuidad. Mi cuerpo se puso la ropa para hacer ejercicio, estuve moviendo mi cuerpo con diferentes ejercicios en la habitación, me esforcé por captar la estación del presente.
La cara del amor incondicional me veía sin comprenderme pero seguía firme sin cuestionar, sin intentar averiguar. Me levante en las diferentes horas de la madrugada a veces sentía que se paraba mi cuerpo y otras veces sentía que mi alma se salía a vomitar de lo insoportable que le parecía la mente, ambas tuvieron que calmarse para volver a meterse, el cuerpo humano necesitaba descansar.

Las diferentes caras que recuerdo haber visto en mi vida hasta ahora se movían en pasado, presente y futuro creando imágenes en mi mente, algunas ya no están en el presente, otras las intento conservar aun en las dificultades de los cambios, otras están a un paso de la inevitable despedida y otras se sienten tan recientes como la primera vez, también mencionar a las nuevas y a aquellas de las que espero su llegada. Todas estas envueltas en las diferentes formas geométricas, recorrían las habitaciones de mi mente. Las observe manteniendo la calma hasta que estas se volvieron a guardar, les agradezco su aparición porque son una prueba de las diferentes versiones de mi misma que he atravesado y son una prueba también, de como la esencia que esta en constante cambio y crecimiento es una que puede perdurar a las vistas de las otras esencias en los frascos humanos.

En uno de los grandes días de la vida me levante a las cuatro y media de la madrugada estuve desnuda recibiendo el agua fría por todos los poros de mi piel, el calor de esas tierras puede llegar arriba de los cuarenta grados o más en verano y la sensación es tan seca que se puede sentir como desalmada, puedo decir esto del desierto hasta ahora porque mi cuerpo a tenido sus primeros avistamientos con el. Estuve dejando el agua caer unos minutos salí para vestirme, antes de esto me asegure de penetrar en mi piel el ideal bloqueador solar para protegerla de los estragos de una humanidad que ya no se siente tan compatible con el planeta tierra como al principio.

Cree una preciosa envoltura para mi cuerpo esa mañana telas de colores negros y verde olivo, salí con la confianza en mi destino, un precioso amanecer iluminaba toda mi cara y el sol se miraba tan inmenso que merecía el titulo de magia sucediendo. Camine hasta el lugar y la hora exacta en donde debía estar ese día y la magnificencia de los frutos a recolectar que había sembrado desde mi voz interior empezaron a brotar. Se empezó a formar la siguiente ola gigantesca del cambio y ahora empiezo a surfearla.

Impecable señorita, impecables palabras, preciosa calma, pulcra exactitud, asombrosa confianza, deliciosa mirada, abrazo idóneo de seguridad. Todo esta bien y todo estará bien, continua.

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